![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRJczU5JUz2OJu8-qz_N4gHEFOBwoyU6YdBnVdPFvxjlRi4Qmp6fvYztYfu1gMVL94Auzp-uNCNRZJ3ZLQkUM7SJlLsVriGQLsZN2sDz6g5M1EgFmhkLlYXqDvcquD5jCmjaE94Hq-XvY9/s200/aguila-calva.jpg)
Llega a
vivir 70 años, pero para llegar a esa edad, a los 40 debe tomar una seria y
difícil decisión.
A esa edad
sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las
cuales se alimenta. Su pico, largo y puntiagudo, se curva, apuntando contra el
pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas, y sus plumas gruesas. Volar se
hace ya muy difícil.
Entonces el águila tiene solamente dos
alternativas: morir o enfrentar un dolorido proceso de renovación que durara
150 días.
Ese proceso
consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí en un nido
cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de
encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta
conseguir arrancarlo. Luego de esperar el crecimiento de uno nuevo con el que
desprenderá una a una sus uñas. Cuando las uñas nuevas comienzan a nacer,
comenzara a desplumar sus plumas viejas.
Después de 5
meses, sale para su vuelo de renovación y vivir 30 años más.
![](http://gerant05.files.wordpress.com/2010/01/aguila_02.jpg)
Situaciones
parecidas nos suceden a lo largo de la vida. Hay momentos en los que parecen
que hemos dado en nuestro trabajo, familia y comunidad todo lo que teníamos,
pareciera como si hubiéramos agotado nuestra creatividad y que ya no tenemos
que aportar. Nuestra vida suele verse gris y envejecida.
¡Estamos en
un punto de quiebre!. O nos transformamos como las águilas o estaremos
condenados a morir.
La
transformación exige, primero hacer un alto en el camino; tenemos que
resguardarnos por algún tiempo, volar hacia lo alto y comenzar un proceso de
renovación. Solo así podremos desprendernos de esas viejas uñas y plumas para
continuar un vuelo de renacimiento y de victoria.
Y ¿cuáles
son esos picos, plumas y uñas de las que tenemos que desprendernos?
Es
importante para cada uno hacer un autoanálisis, una introspección y descubrir
qué es aquello de lo que uno debe deshacerse.
Los budistas
dicen: “despréndete de tus máscaras”, de todo lo que te impida ver tu verdadero
rostro en el espejo. Aquello que te separe de lo que realmente eres.
Osho lo
llama las máculas, las manchas que impiden que el brillo que somos se proyecte
desde nosotros, embelleciendo literalmente nuestra vida, dándole un resplandor
sublime y mayor a cada paso. Cada uno sabe cuáles son esas máculas. Esos
impedimentos mentales alimentados por el ego y deseo y mantenidos en actividad
por la amnesia que estamos padeciendo quizá desde varias vidas.
Es hora de despertar.
De vivir. De dejar de sobrevivir. De vivir en plenitud y gozo.